La mayoría de ellas han requerido una labor titánica de científicos que trabajan dentro de la industria farmacéutica, quienes han logrado crear sustancias diseñadas para enseñar al sistema inmunológico a generar anticuerpos contra el Coronavirus SARS-CoV-2.
Las hay de cuatro tipos: Vacunas elaboradas con virus inactivados o atenuados; basadas en
proteínas; vacunas con vectores víricos, y vacunas con ARN y ADN. Para ser clasificadas
como vacunas, todas deben tener cuatro elementos en sus componentes: antígenos (forma
muerta o debilitada del patógeno); adyuvantes para incrementar la respuesta de sistema
inmune; conservantes para garantizar la eficacia de la vacuna, y estabilizantes para proteger
la vacuna durante su traslado a cada nación.