Sustentabilidad
La Fórmula E impulsa la revolución eléctrica
en el automovilismo
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Fotografía cortesía de ⓒJaguar Racing.
Desde su inicio en 2014, este evento ha sido un agente clave en la transformación de la industria automotriz.

Cuando se celebró la primera carrera de la Fórmula E en el Parque Olímpico de Pekín, hace 11 años, los autos tenían baterías de menor duración y avanzaban 160km/h más lento que los de la IndyCar y la Fórmula 1. Ahora, 10 temporadas después, los autos alcanzan velocidades de 320 km/h y completan una carrera con una sola carga.

La Fórmula E surgió como un deporte comprometido con la sustentabilidad y, actualmente, la categoría opera con una huella de carbono anual de 33 000 toneladas, una cifra significativamente menor en comparación con las 200 000 a 250 000 toneladas de la Fórmula 1. Esta reducción se logra a través de estrategias de minimización de emisiones y compensación mediante proyectos de energía renovable.

En 2014, se vendieron 800 000 autos eléctricos en todo el mundo. Hoy, esa cifra ha crecido a entre 15 y 20 millones de unidades anuales.

El campeonato se ha propuesto reducir su huella de carbono en 45% para 2030, auditando cada aspecto de su operación bajo criterios científicos. Entre las acciones implementadas destacan la optimización de logística para priorizar el transporte y traslado terrestre y marítimo; el uso de combustible sostenible; la compensación de carbono invirtiendo en parques solares y eólicos, y el desarrollo de tecnologías de captura de carbono para avanzar en soluciones innovadoras para la reducción de emisiones.

Asimismo, la Fórmula E ha priorizado las carreras en entornos urbanos, lo que le otorga ventajas estratégicas y operativas. En primer lugar, las ciudades ofrecen una base de espectadores cercana, pues facilitan el acceso del público sin necesidad de desplazamientos largos. Además, correr en ciudades permite generar un impacto directo en el debate sobre la movilidad eléctrica.

Por otro lado, la tecnología desarrollada en la Fórmula E ha tenido un impacto directo en los autos eléctricos de consumo. La competencia ha servido como un espacio de prueba para fabricantes, y esto ha acelerado la adopción de nuevas tecnologías. Por ejemplo, Porsche ha incorporado innovaciones derivadas de la Fórmula E en su modelo Taycan, como el "modo de ataque", que proporciona un aumento de potencia momentáneo, similar al que utiliza en la carrera.

Aunque los autos de la Fórmula E aún utilizan baterías de iones de litio, se espera una transición a baterías de estado sólido, lo que permitirá generar la misma potencia con unidades más pequeñas y ligeras. Esto reducirá el peso de los vehículos y mejorará su rendimiento, velocidad y eficiencia.

Con cada temporada, la Fórmula E redefine los límites de la competencia automovilística y acelera el futuro de la movilidad eléctrica. A medida que la categoría avanza, sus desarrollos seguirán influyendo en la industria automotriz, marcando el ritmo de la adopción de nuevas tecnologías en los autos eléctricos de consumo.

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Fotografía cortesía de ©Kongres Magazine.

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