Dedicamos al menos un tercio de nuestro día a trabajar, sin contar el tiempo que invertimos en desplazarnos de casa al trabajo. Por ello, mantenernos bien hidratados durante nuestras actividades laborales nos ayuda a permanecer sanos y asegurar un rendimiento óptimo.
Mantener un consumo adecuado de agua es crucial para que nuestro cuerpo funcione correctamente. Durante el día perdemos agua de manera constante y, debido a nuestras actividades, a menudo bebemos agua de forma esporádica. Cuando la deshidratación excede el 2% del peso corporal, el rendimiento y la capacidad de trabajo disminuyen.
La deshidratación también afecta la función cognitiva y la capacidad de tomar decisiones, lo cual reduce la productividad y aumenta los riesgos laborales. Entre los síntomas más comunes de deshidratación se encuentran la resequedad en la boca, debilidad, dolores de cabeza, sequedad en la piel, confusión y fatiga.
Recomendaciones para mantenernos hidratados
La hidratación en el entorno laboral es más que una cuestión de salud; es un componente esencial de un ambiente productivo y seguro. Al establecer prácticas de hidratación adecuadas, no solo se mejoran las condiciones físicas y mentales de los empleados, sino que también se promueve una cultura de bienestar y cuidado mutuo.