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Qué sucede en tu mente y cuerpo cuando juzgas en negativo
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Fotografía cortesía de ⓒBen White
Los pensamientos negativos en nuestra vida provocan una pérdida de energía y control sobre nuestras acciones, lo cual nos impide afrontar adecuadamente lo que sucede.

De acuerdo con Fernando Botella, conferencista español y experto en liderazgo, aunque ser desconfiado puede ser válido en ciertas circunstancias cotidianas, permitir que el pesimismo y los pensamientos negativos dominen nuestra existencia puede tener efectos perjudiciales.

Los pensamientos negativos pueden generar estados de ansiedad, promover la búsqueda constante de excusas y justificaciones, y crear un entorno mental dominado por la inseguridad. Esto afecta la autoestima y dificulta la integración en grupos sociales. Además, se pierde la visión optimista de la realidad, lo que puede llevar a centrarse más en los problemas que en las soluciones.

Cuando perdemos la visión positiva, también perdemos la disciplina y la capacidad de esforzarnos, centrándonos en los problemas en lugar de las soluciones.

Por otro lado, el impacto físico de los pensamientos negativos incluye una pérdida de energía y un control reducido sobre las acciones. La falta de perspectiva positiva puede desmotivar el esfuerzo y la disciplina necesarios para superar las dificultades, limitando la disposición a arriesgarse y salir de la zona de confort.

¿Qué se puede hacer para cambiar esta perspectiva? Podemos reemplazar el refrán común “piensa mal y acertarás” por “piensa bien y acertarás”. Algunas sugerencias son las siguientes:

1. Identificar los pensamientos limitantes que causan malestar. Al hacerlo, se puede comenzar a entender cómo y por qué afectan, para después abordarlos de manera efectiva.

2. Tomar conciencia de los resultados obtenidos cuando se permite que el pesimismo domine. Esto puede motivar a hacer cambios positivos en los pensamientos y comportamientos.

3. Cuestionar los pensamientos negativos y sustituirlos por una visión positiva. Ayuda a manejar mejor las situaciones difíciles y a mantener una perspectiva más saludable.

4. Reenfocar la realidad, intentando alcanzar una versión mejorada de uno mismo al dejar de lado las actitudes pesimistas y adoptar otras más positivas. Buscar aprender de las experiencias, superar desafíos con más eficacia y mantener una actitud más constructiva hacia la vida en general.

De acuerdo con el especialista español, este reenfoque nos permite mejorar nuestra resiliencia, establecer un anclaje y fomentar un diálogo positivo con nuestro entorno, lo que nos capacita para actuar y decidir de manera más libre, serena y optimista.

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Fotografía cortesía de ⓒAlex Green.

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