Para casi todos los adultos, la rutina diaria implica estar muchas horas frente a una pantalla. De la misma forma, los adolescentes y los niños suelen pasar gran parte del día frente a algún dispositivo electrónico, pues además del entretenimiento o los videojuegos, en internet realizan tareas escolares, resuelven problemas o buscan información para proyectos educativos. A todo esto se le conoce como "uso de pantalla", y más allá de considerar solamente el tiempo que se dedica a ellas, es importante observar en qué se invierten estos periodos.

Cualquier restricción al uso de pantallas debe tener en cuenta los distintos tipos de actividades. Si bien es muy fácil limitar el uso de consolas o de la televisión cuando se emplean en momentos de ocio, en lo que respecta a celulares o computadoras, lo recomendable es observar cómo se distribuye el tiempo entre tareas productivas y ociosas: mientras se estudia o se realiza un trabajo, ¿es común tener el celular a la mano o navegar en varias ventanas haciendo otras cosas?

Una vez que se comprenda cómo se administra el tiempo en pantalla, es necesario establecer límites claros para cada acción. Esto no solo ayuda a organizarse mejor, sino que también proporciona habilidades valiosas para la vida futura. Algunas estrategias útiles para reducir el uso de celulares y tabletas son las siguientes:

• Utilizar aplicaciones y herramientas de control parental: estas aplicaciones permiten establecer restricciones de tiempo para ciertas aplicaciones o incluso bloquear el acceso a internet después de cierta hora.
• Promover el autocontrol: identificar los momentos en los que se tiende a usarlos de manera excesiva puede ser útil para buscar actividades que ayuden a distraerse u ocuparse en algo de interés.
• Establecer horarios sin celulares: un buen ejemplo es prohibir el uso de pantallas durante las comidas, antes de acostarse o durante eventos al aire libre.
• Fomentar actividades alternativas: desde practicar deportes hasta leer un libro, hacer manualidades o cocina; cuantas más alternativas se tengan, la dependencia a la tecnología será menor.

Limitar el uso de aparatos electrónicos no se relaciona exclusivamente con reducir el tiempo frente a las pantallas, sino con fomentar hábitos saludables y aprender a gestionar el tiempo de manera efectiva en un mundo cada vez más digitalizado.