El cambio climático es uno de los desafíos más apremiantes que enfrenta nuestro planeta en la actualidad. Sus efectos se sienten en todo el mundo, pero uno de los ecosistemas más afectados son los océanos. La agencia espacial estadounidense ha desempeñado un papel fundamental en la investigación y comprensión de los impactos del cambio climático en la salud de los océanos, y mediante una combinación de satélites, instrumentos científicos y tecnología avanzada, recopila datos valiosos sobre los océanos y su relación con el cambio climático.
Estos satélites están equipados con instrumentos especializados que detectan y miden diferentes parámetros, incluida la temperatura de la superficie del mar, la altura de las olas, la salinidad y la concentración de clorofila, entre otros. Uno de los satélites clave en esta investigación es el denominado Jason-3, lanzado en 2016, el cual utiliza un altímetro de radar para medir con precisión la altura de la superficie del mar. Los datos que compila permiten a los científicos determinar la variación del nivel del mar y comprender mejor los patrones de circulación oceánica y los cambios en la temperatura.
Por otro lado, el satélite OCO-2 (Orbiting Carbon Observatory-2) mide la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, lo que ayuda a entender mejor cómo los océanos absorben este gas y cómo esto contribuye a la acidificación. Estos datos permiten a los científicos evaluar la vulnerabilidad de los arrecifes de coral y tomar medidas para su protección.
El cambio climático también está acelerando el derretimiento de los glaciares, lo que a su vez provoca un aumento del nivel del mar. Por ello, también se utilizan satélites para estudiar los cambios en la extensión de los glaciares y la velocidad a la que se derriten.
El satélite GRACE-FO (Gravity Recovery and Climate Experiment Follow-On) mide los cambios en la gravedad de la Tierra, lo que proporciona información sobre el movimiento del agua en la superficie terrestre, incluyendo el derretimiento de los glaciares. Estos datos ayudan a los científicos a comprender la expansión de los océanos y su efecto en las regiones costeras.
Estas investigaciones sobre el cambio climático y la salud de los océanos son fundamentales para desarrollar estrategias de mitigación y adaptación. La comprensión de estos fenómenos nos permite tomar medidas para proteger nuestros ecosistemas marinos y reducir los impactos del cambio climático en los océanos y en nuestro planeta en general.