La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) es una de las instituciones internacionales que más dinero y trabajo invierten en investigación científica y tecnológica. Mediante el programa de Conceptos Avanzados Innovadores (NIAC), un equipo de expertos analiza propuestas de investigación de universidades y otras instituciones para impulsarlos con un apoyo de 175 000 dólares. Aquí te presentamos tres de los 14 proyectos que la NASA ha elegido para impulsar las futuras misiones a la Luna, Marte y para explorar planetas fuera del Sistema Solar.

1. Con el nombre de TitanAir, Quinn Morley, de la empresa Planet Enterprises, presentó un hidroavión elaborado con pocos recursos y cuya función será sobrevolar los lagos de metano de la luna de Saturno llamada Titán. Se busca que los sobrevuelos sean diarios y duren una hora. Al tiempo que este vehículo surque la superficie de los lagos, sus alas recogerán muestras de las sustancias orgánicas, pues el objetivo final es la búsqueda de señales de vida en ese satélite.

2. Congrui Jin, de la Universidad de Nebraska, plantea una nueva tecnología para construir hábitats en Marte. La NASA ya ha experimentado con hábitats inflables de fácil transporte, pero hasta ahora todo lo necesario para equipar estos módulos debe ser enviado desde la Tierra. Congrui Jin busca la construcción en el lugar de destino, mediante el uso de líquenes, los cuales son formas de vida simbiótica (en este caso, cianobacterias y hongos filamentosos). El objetivo es producir carbonato de calcio y biopolímeros, para así unir el suelo marciano en bloques de construcción. Tales bloques tendrían crecimiento propio y serían ensamblados posteriormente para construcción arquitectónica y de mobiliario.

3. Finalmente, Artur Davoyan, de la Universidad de California en Los Ángeles, presentó una nueva tecnología de propulsión basada en la creación de un haz de partículas microscópicas a una velocidad de 120 km/s, y que a su vez impulsarán una nave espacial. La perspectiva es mover a gran velocidad objetos de, máximo, una tonelada, lo que permitiría trasladarlos a una distancia de 500 unidades astronómicas en 20 años. Una unidad astronómica, UA, equivale a la distancia entre el Sol y la Tierra, calculada en 150 millones de km. La sonda espacial robótica Voyager 1, lanzada en 1977, ha tardado 35 años en llegar al borde del Sistema Solar, a 123 unidades astronómicas de la Tierra, y el trabajo de Dayovan permitiría llevar objetos casi cinco veces más lejos en la mitad de este tiempo.

Las innovaciones resultantes de la exploración espacial siempre han influido en la tecnología que usamos en el planeta, incluso dentro de nuestros propios hogares, como es el caso de las lámparas led, los sensores de imágenes para celulares y los filtros de agua. Al parecer, estos equipos de investigadores aún nos tienen reservadas muchas sorpresas.