De acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), durante la primera semana de julio se rompieron dos récords consecutivos de temperaturas registrados hasta el verano de 2016, cuando el planeta sufría el fenómeno de El Niño, el cual de nueva cuenta ha puesto en alerta a los científicos.

El pasado 7 de julio, la temperatura media global fue de 17.25 ºC, lo que representó 0.3 grados más que el récord del 16 de agosto de 2016: 16.94 grados. La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA) de Estados Unidos informó que en esa fecha en Furnace Creek, California, se registró una temperatura de 52.8 ºC, por lo que fue considerado el día más caluroso registrado en la historia.

Por su parte, la OMM, junto al sistema europeo Copernicus, determinó que la temperatura media en junio de 2023 fue 0.5 ºC mayor que la media registrada entre 1991-2020, superando las cifras alcanzadas en junio de 2019.

A su vez, la capa de hielo de la Antártida se redujo a su mínima extensión en junio de 2023. Las observaciones por satélite determinaron que ésta fue 17% menor que su tamaño medio, y que el nivel del mar se mantuvo más bajo de lo normal durante esta época del año, aunque dichos valores todavía no se pueden relacionar directamente con el cambio climático.

Asimismo, los científicos han mostrado su preocupación por el aumento de las temperaturas en el Atlántico Norte, en particular alrededor del Reino Unido, pues los océanos suelen acumular mayor calor que la atmósfera y, al sobrecalentarse, éste se cuela a la superficie, causando cambios extremos en la meteorología.

Michael Sparrow, especialista en física climática de la OMM, también agregó que la situación se está desarrollando a una velocidad extrema y que no se puede atribuir al fenómeno de El Niño, pues anteriormente no ha ocurrido de la misma manera. Baddour sostiene que, en todo caso, este fenómeno provocará nuevos récords de temperaturas en todo el mundo hasta 2024.