Todos los medicamentos deben ser consumidos exclusivamente por el paciente a quien le fueron recetados, pues lo que le hace bien a una persona podría ser dañino para otra por la interacción de las sustancias químicas. Por ello, los medicamentos vencidos o que ya no se utilizan por haber concluido el tratamiento deben desecharse de manera correcta y no mezclarse con otros productos.

Aunque quizá parezca una acción sin mayor relevancia, los medicamentos que llegan a la basura como cualquier otro residuo pueden provocar reacciones químicas cuando sus componentes se exponen a la humedad o al calor, causando daños a los suelos o, si llegan al drenaje, contaminando el agua de ríos o lagos y afectando a diversas especies.

Cuando las medicinas se desechan de manera irresponsable, se generan además otros problemas como el mal uso de medicamentos que llegan al mercado negro o se falsifican para venderse ilegalmente.

Actualmente existen protocolos para el manejo y desecho seguro de los medicamentos caducos, que obedecen leyes y reglamentos como la Ley General para la Prevención y Gestión Integral de los Residuos, así como la norma oficial NOM-052-SEMARNAT-2005.

Las autoridades sanitarias recomiendan verificar constantemente la fecha de vencimiento de todas las medicinas y evitar el consumo de las que han caducado. Por ningún motivo deben tirarse a la basura los medicamentos vencidos, sino que primero deben separarse y marcarse con un plumón indeleble en los empaques, envases o cajas para evitar su venta ilegal o falsificación.

Estos medicamentos deben ser llevados a algún hospital, farmacia u otros puntos de recolección del Singrem (Sistema Nacional de Gestión de Residuos de Envases y Medicamentos, A.C.) que cuenten con contenedores especiales para dichos residuos. También se pueden depositar ahí los empaques vacíos.

Los contenedores del Singrem cuentan con una manivela que, al girar, hace caer los empaques a un depósito que sólo el Singrem puede manipular. Tras ser recolectados, los residuos son transportados a un almacén donde personal calificado realiza un muestreo estadístico antes de destruirlos y emitir el certificado correspondiente.

Sólo de esta manera se asegura que los medicamentos vencidos no vuelvan al mercado o se consuman accidentalmente y causen daño a las personas, o que contaminen el medio ambiente al llegar a suelos, ríos o lagos.