Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy Science reveló que existe evidencia de que las temperaturas altas relacionadas con el cambio climático han transformado los procesos internos de las plantas, provocando así que produzcan polen antes de lo que usualmente lo hacían. Como consecuencia, los estornudos, la nariz tapada y el malestar general que provoca la rinitis alérgica, también conocida como fiebre del heno, se han prolongado e intensificado.

Esta investigación también reveló que la temporada en la que se acentúan los síntomas de la rinitis alérgica es ahora tres semanas más larga que hace 30 años, y que la cantidad de polen en el aire es un quinto mayor. Esto significa que el cambio climático perjudica directamente la salud de las personas: William Anderegg, autor del estudio e investigador de la Universidad de Utah, asegura que las alergias se vinculan con el bienestar del sistema respiratorio en general. Que se prolonguen los síntomas de la rinitis alérgica aumenta la probabilidad de sufrir infecciones virales e incrementa las visitas al médico de niños y adultos.

Hoy más que nunca existe evidencia de que el cambio climático y sus efectos no son un tema que se sufrirá a largo plazo. Anderegg manifiesta que “el cambio climático ya está aquí, en cada bocanada de aire que respiramos y está incrementando el malestar de las personas. La pregunta es, ¿estamos dispuestos a asumir el reto de aniquilarlo?”. Si nuestra salud está en juego, no hay duda de lo que corresponde hacer.