Entre las alternativas que han surgido está el uso de la biomasa como sustituto de energía y materiales como el plástico.

La biomasa es un derivado orgánico animal y vegetal compuesto por madera, desechos de cosecha (tallos, hojas, granos), algas, algodón, papel y desechos animales. Su factor energético proviene de la fotosíntesis derivada de la exposición solar. La biomasa fue durante mucho tiempo la principal fuente de energía a nivel mundial para transporte, hogar, etc. Al ser un medio probado, ahora se exploran sus posibilidades en otros sectores. En la Universidad de Yale, investigadores han logrado crear un material derivado de madera que, además de involucrar un proceso de elaboración muy sencillo, muestra una gran resistencia y estabilidad para contener líquidos, es altamente moldeable y se degrada en poco tiempo (de dos semanas a tres meses) sin impactos negativos al medio ambiente. Incluso, una vez desechado, puede reutilizarse como materia prima para producir más biomasa.

En Dinamarca, estudios del Instituto Tecnológico Danes y de la Universidad de Arhus, han demostrado la viabilidad de la utilización de fibra de ciertos tipos de pasto para elaborar empaques 100% biodegradables para alimentos, dando valor agregado al forraje que sobra de la alimentación de ganado.

En México, hay varias compañías establecidas desde hace algunos años que sintetizan los desechos forestales y ganaderos para su uso energético. Gracias a la implementación de leyes para erradicar el uso de plásticos, no falta mucho para que los bioplásticos sean la materia prima predominante de empaques y bolsas.