Pese a las dudas de muchos, la tecnología de blockchain ha tenido un impacto masivo en varios ámbitos. Las criptomonedas, por ejemplo, cobraron gran relevancia hace años y continúan tomando fuerza en los mercados financieros, estableciendo récords de precio mundiales. Pero quizá el ámbito que pocos esperaban ver influenciado por la tecnología blockchain es el del arte, que este año vio una revolución en lo que a fondo y forma se refiere con los NFT o Non Fungible Token, representaciones digitales de alguna forma de arte vinculada a blockchain. La tecnología de blockchain consiste en bloques digitales que almacenan la información inmutable y permanente de cierto activo, que incluye sus transacciones y los vínculos que tiene a otros bloques, formando una cadena única con información que es imposible de modificar o perder. Aplicada al mundo del arte, esta tecnología crea una huella única de determinada obra, lo cual permite que el activo sólo le pueda pertenecer a una persona, pues en su código trae la información de quién lo creó, quién lo adquirió y cuándo, una especie de árbol genealógico de la obra en cuestión. Y es precisamente esta su mayor cualidad: no hay modo de “falsificar” un NFT, y los coleccionistas están encantados con la idea de adquirir algo que pueden verificar como realmente único en el mundo. Para los artistas, la ventaja de los NFTs es que ellos mismos vuelven a cobrar relevancia y son el centro de atención, en especial los artistas digitales, cuyo papel en el mundo del arte había sido relegado hasta ahora. Otra de las ventajas de las NFTs es que la propiedad intelectual no abandona al artista: el contenido sigue siendo propiedad suya y de libre acceso al público. Además, las posibilidades de los NFTs son infinitas, pues toman muchas formas (música, fotografías, videos, incluso tuits), y pueden llegar a crear otras NFTs o contenido híbrido, tal y como sucedió con la obra de Banksy titulada Morons (White), la cual fue quemada en vivo durante una transmisión en Twitter, luego de haber sido adquirida por una compañía de blockchain por US $95,000. A los pocos días, el archivo digital de la obra fue vendido por US $280,000.

El monto de las obras depende de varios factores, ya sea la relevancia del artista, de la obra, e incluso el comprador, así como su contexto geográfico, histórico y temporal. Digamos que, aun en el ámbito digital, el arte mantiene su halo caprichoso y aleatorio, por lo cual pese a que muchos afirman que se trata de una moda pasajera o incluso de una burbuja que está a punto de reventar, parece que los NFTs no están ni cerca de desaparecer.