en materia ambiental
Un pacto irrenunciable con el presente
La cooperación en la acción climática ha ganado el compromiso de la comunidad internacional por limitar el calentamiento global a 1.5 grados. Gracias a la colaboración entre países, instituciones y personas, hoy es posible compartir noticias más que alentadoras en materia de energía, movilidad y participación ciudadana.
Aunque el sentido de urgencia prevalece en la toma de decisiones frente al cambio climático, es no sin esperanza que ha ganado el impulso de miles de personas, tras la celebración de la COP26 entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre de 2021, donde la participación global de Juventudes —una plataforma conformada por jóvenes representantes de diversos países— ha sacudido con potencia como nunca antes en la historia de las Conferencias Marco.
Juventudes: un puente de empoderamiento social
Tal como apuntó Patricia Espinosa, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático: “los gobiernos y líderes de empresas deben trabajar de la mano con otros actores, incluidos los sindicatos, para generar las políticas y los programas que faciliten la solidaridad con las comunidades vulnerables”.
El papel del Estado y la iniciativa privada hoy cambia de posición ante la irrupción del mando juvenil. Jóvenes al centro de las decisiones más sensibles en relación con el reto climático señalan que el hacer no puede postergarse un solo momento más para transformar al mundo resiliente del porvenir.
En ese sentido, la plataforma Juventudes COP se sitúa como un puente de colaboración entre ciudadanías de todo el mundo y espacios de incidencia internacional frente al cambio climático. Su devenir es por sí misma una de las novedades más alentadoras relacionadas al tema.
La siguiente prioridad: olvidar el carbón en el mediano plazo
Movilidad y energía: ambos resultan pilares clave en el emprendimiento de acción por los acuerdos climáticos para hacerlos realidad de manera oportuna y concreta. Y todo parece indicar que vamos por el camino correcto, si consideramos que el 4 de noviembre de este año quedó publicado el compromiso global de Transición Energética del Carbón, conformado por 46 países, de los cuales 33 firmaron por el uso energías limpias que sean accesibles, costeables y disponibles, con la finalidad de frenar el uso de carbón en 2040.
Mil ciudades por un objetivo común: emisiones netas cero
Entre los acuerdos internacionales de la COP26 destaca que más de un millar de ciudades se comprometieron a una meta de emisiones netas cero para 2050; mientras que 130 harán lo suyo de forma conjunta para ultimar y revertir la deforestación y degradación de los suelos en 2030.
Las movilizaciones en torno al deber de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, se han abanderado en campañas como la “Carrera hacia el cero”, cuyo objetivo principal se distingue por lograr la colaboración de empresas, ciudades, organizaciones y ciudadanías de todo el mundo. Su sola iniciativa es hoy motivo de orgullo alrededor del mundo.
Latinoamérica asume el reto del porvenir climático
La región de América Latina y el Caribe no podía quedar atrás. En este apartado fueron 15 países de la región que articularán estrategias conjuntas por alcanzar al menos 70% de participación de renovables en la matriz eléctrica regional al 2030. ¿Es posible hablar de resiliencia en esta región? La respuesta es sí, pues la acción por el cambio climático consta de un nivel de intervención humana que se ha colocado como una de las más participativas alrededor del mundo.
Los compromisos y acciones para la transición energética están sucediendo; no solo implican la voluntad de las empresas y los gobiernos. El turno de las ciudadanías de todo el mundo está dado y el empuje de la juventud implica para todas y todos ir más allá, con una agenda cargada de presente.
